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Cálculos en el riñón

Tabla de contenido:

¿Qué es?

Los cálculos en el riñón, también conocidos como litiasis renal o nefrolitiasis, son depósitos sólidos formados por minerales y sales que se acumulan en los riñones. Estos cálculos pueden variar en tamaño y composición, desde pequeñas partículas hasta piedras grandes. Su formación puede ser el resultado de la cristalización de ciertas sustancias presentes en la orina, como calcio, ácido úrico, oxalato de calcio, fosfato de calcio, entre otros. Los cálculos renales pueden causar dolor intenso cuando obstruyen el flujo normal de la orina, y su tratamiento puede requerir una combinación de medidas médicas y procedimientos quirúrgicos, dependiendo del tamaño y la composición de los cálculos.

Tipos

Los cálculos renales pueden clasificarse en varios tipos según su composición química y otras características. Algunos de los tipos más comunes incluyen:

  1. Cálculos de calcio: Son los más frecuentes y están compuestos principalmente de sales de calcio, como oxalato de calcio o fosfato de calcio.
  2. Cálculos de ácido úrico: Se forman cuando hay niveles elevados de ácido úrico en la orina, lo que puede ser causado por una dieta rica en purinas o ciertas condiciones médicas.
  3. Cálculos de estruvita: También conocidos como cálculos de fosfato amónico magnésico, se forman en respuesta a infecciones del tracto urinario y pueden crecer rápidamente.
  4. Cálculos de cistina: Son menos comunes y están compuestos de cistina, un aminoácido. Se relacionan con una afección genética llamada cistinuria.
  5. Cálculos mixtos: Algunos cálculos pueden contener una combinación de diferentes tipos de materiales, como calcio y ácido úrico.

Es importante determinar el tipo de cálculo renal presente, ya que esto puede influir en el enfoque de tratamiento recomendado. Un diagnóstico preciso de la composición del cálculo puede ayudar a guiar las decisiones sobre el tratamiento y la prevención de futuros episodios de cálculos renales.

Diagnóstico

El diagnóstico de los cálculos renales se realiza generalmente mediante una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas de diagnóstico por imágenes. Algunos de los métodos comunes de diagnóstico incluyen:

  1. Historia clínica y examen físico: El médico recopilará información detallada sobre tus síntomas, antecedentes médicos y factores de riesgo. Luego, realizará un examen físico para evaluar signos de dolor en la región lumbar, sensibilidad abdominal, entre otros.
  2. Análisis de orina: Se puede realizar un análisis de orina para detectar la presencia de sangre, cristales, células o infecciones que puedan indicar la presencia de cálculos renales.
  3. Pruebas de diagnóstico por imágenes:
    • Radiografía simple: Las radiografías simples pueden detectar la presencia de cálculos en el tracto urinario, aunque algunos cálculos pueden no ser visibles en una radiografía simple.
    • Ultrasonido: El ultrasonido puede proporcionar imágenes de los riñones y ayudar a identificar la presencia de cálculos, aunque no siempre es capaz de detectar cálculos más pequeños.
    • Tomografía computarizada (TC): La TC es una de las pruebas más precisas para detectar cálculos renales. Puede proporcionar imágenes detalladas de los riñones y los cálculos, incluyendo su tamaño, ubicación y composición.
  4. Urografía intravenosa (IVP): Esta prueba implica la administración de un tinte de contraste por vía intravenosa, seguido de radiografías para visualizar el tracto urinario y detectar la presencia de cálculos.
  5. Análisis de cálculo: En algunos casos, si se recupera un cálculo, puede ser analizado para determinar su composición química, lo cual puede ser útil para guiar el tratamiento y la prevención futura de cálculos renales.

El médico elegirá las pruebas de diagnóstico más adecuadas en función de tus síntomas y hallazgos clínicos. Un diagnóstico preciso es fundamental para determinar el tratamiento adecuado y prevenir complicaciones.

Síntomas y Causas

Los síntomas de los cálculos renales pueden variar en intensidad y pueden incluir:

  1. Dolor intenso: El síntoma más característico es el dolor intenso en la parte baja de la espalda o costado, que puede irradiarse hacia el abdomen, la ingle o los genitales. Este dolor suele ser intermitente y puede llegar a ser incapacitante.
  2. Dolor al orinar: Puedes experimentar dolor o ardor al orinar, especialmente si el cálculo irrita la uretra o el tracto urinario.
  3. Sangre en la orina: La presencia de sangre en la orina, conocida como hematuria, puede ser un síntoma común de los cálculos renales.
  4. Náuseas y vómitos: Los cálculos renales pueden causar náuseas y vómitos, especialmente si el dolor es intenso.
  5. Micción frecuente o urgente: Puedes sentir la necesidad de orinar con más frecuencia o de manera urgente, incluso si la vejiga no está llena.

Las causas de los cálculos renales pueden variar, pero generalmente están relacionadas con la formación y acumulación de cristales en los riñones. Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales incluyen:

  1. Concentración de minerales en la orina: Cuando ciertas sustancias químicas, como el calcio, el oxalato, el ácido úrico o el fosfato, están presentes en concentraciones elevadas en la orina, pueden formar cristales que eventualmente se convierten en cálculos.
  2. Deshidratación: La falta de ingesta adecuada de líquidos puede provocar una concentración más alta de minerales en la orina, lo que aumenta el riesgo de formación de cálculos renales.
  3. Factores dietéticos: Una dieta rica en ciertos alimentos, como alimentos ricos en oxalato o sal, puede aumentar el riesgo de formación de cálculos renales.
  4. Condiciones médicas subyacentes: Algunas condiciones médicas, como la obesidad, la diabetes o ciertos trastornos metabólicos, pueden aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales.

Tratamientos

El tratamiento de los cálculos renales puede variar según el tamaño, la ubicación, la composición del cálculo y la gravedad de los síntomas. Algunas opciones comunes de tratamiento incluyen:

  1. Beber líquidos: Incrementar la ingesta de líquidos, especialmente agua, puede ayudar a diluir la orina y facilitar la expulsión de los cálculos pequeños.
  2. Analgesia: El manejo del dolor es fundamental. Se pueden recetar analgésicos para aliviar el dolor asociado con los cálculos renales.
  3. Medicamentos para facilitar la expulsión: Los medicamentos como los bloqueadores de los canales de calcio o los alfa-bloqueantes pueden ayudar a relajar los músculos del tracto urinario y facilitar la expulsión de los cálculos.
  4. Terapia de ondas de choque extracorpóreas (ESWL): Este procedimiento utiliza ondas de choque para romper los cálculos en fragmentos más pequeños que pueden ser expulsados del cuerpo a través de la orina. Es más eficaz para cálculos más pequeños y menos densos.
  5. Ureteroscopia: Durante este procedimiento, se inserta un ureteroscopio delgado y flexible a través de la uretra y el uréter hasta el lugar donde se encuentra el cálculo. Luego, se pueden usar instrumentos especiales para fragmentar el cálculo y retirarlo o para extraerlo entero.
  6. Cirugía: En casos graves o cuando otros tratamientos no son efectivos, puede ser necesaria una cirugía para extirpar los cálculos renales. La cirugía puede realizarse de forma abierta o mediante técnicas mínimamente invasivas, como la cirugía laparoscópica o la cirugía robótica.

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